
CONSTRUYENDO IDENTIDAD A TRAVÉS DE NUESTRAS HISTORIAS FAMILIARES
Maria Teresa Millán
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Proverbios 22:6
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;7 y las repetirás a tus hijos,
y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Deuteronomio 6:6-7
Dios nos enseña cómo hacer para que nuestros hijos lo conozcan a Él y adquieran una identidad sabiendo quienes son en Él; así mismo debemos enseñeñar a nuestros hijos a sentirse parte de nuestra familia, que son amados y aceptados, que defendemos valores importantes para nosotros y que nos hacen únicos y diferentes a otras familias.
Hasta hace poco los niños se dormían escuchando de sus padres historias que les contaban de su vida de niños o como lo hacíamos nosotros en casa con nuestros hijos, que inventábamos historias fantasiosas que los hacían reír y emocionarse, pues según el caso su padre o yo éramos los héroes protagónicos en ellas. Así mismo les leíamos la biblia o simplemente relatábamos historias bíblicas que fortalecían su fe y los hacían pensar en un futuro mejor.
Hacer esto, estaba provocando la construcción de algo mas fuerte y profundo, estábamos generando un valor que ahora lo vemos ya interiorizado en ellos como adultos.
Las investigaciones muestran que los niños que conocen bastante acerca de sus familias, tienden a enfrentar mejor los desafíos de la vida, prueban ser mas resistentes y capaces de manejar mejor los efectos del estrés, tienen un mayor sentido de control sobre sus vidas, una autoestima mas alta, creen que sus familias funcionan exitosamente y sienten que pertenecen a algo mas grande que ellos.
Sabías que este tipo de acciones, producen tiempo de calidad que estrechan lazos y enriquecen la relación?, es una gran oportunidad que se nos brinda para transmitir a nuestros pequeños enseñanzas, fe y conocimientos de valores éticos como lo es el respeto, la justicia, la responsabilidad, la honestidad y la libertad que más tarde serán beneficiosos para ellos.
Las historias familiares fortalecen la fe en Dios
Cuando nuestras historias hablan de cómo Dios ha respondido a nuestras oraciones, ha sanado, ha librado, ha restituido o restaurado relaciones, los corazones de nuestros hijos se llenan de esperanza y empiezan a desarrollar una fe que más tarde les permitirá confiar plenamente en Dios y decir como un día dijo Job ; “ De oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven”. Job: 42:5
Así mismo, el hecho de compartir historias familiares nos ayuda a evaluar las acciones de otras personas y a darle significado al pasado. Al enfrentar desafíos, podemos obtener fortaleza de las historias de parientes, que también se enfrentaron a dificultades y a situaciones similares, pero que al final lograron superar.
En los años 40 del sigo pasado, la familia de mi madre tuvo la mayor prueba de su vida. La abuela, una mujer de edad media cayo en coma por varias semanas, los médicos no sabían que hacer con ella y la mandaron a su casa bajo cuidados de monjas, que a su vez, ayudaban al abuelo con los niños y las labores del hogar. El abuelo preocupado por la situación, pues era mucho el tiempo que ella permanecía como dormida, sin ningún tipo de movimiento, decidió poner en acción su fe, reuniendo a toda su familia en el cuarto donde yacía acostada su esposa y arrodillados comenzó a clamar a Dios por ella; al instante en que él terminó su oración, la abuela abrió los ojos y regresó a la vida. Después de este evento, la abuela vivió 50 años más, hasta los 95 años de edad.
Personalmente crecí escuchando esta historia, lo cual ayudó a construir mi fe de tal manera que mis hijos, hoy en día, ya la conocen y estoy segura de que en un momento difícil este relato puede ser uno más en la narrativa resiliente de nuestra familia
Las historias familiares determinan nuestra identidad esencial
Si unido a los cuentos tradicionales que les leemos a nuestros hijos, añadimos las historias familiares, a parte de estrechar lazos y enriquecer nuestra relación padre-hijos, impactamos directamente la manera en que los niños se ven a sí mismos, porque les dan una idea de su origen y de cómo encajan en nuestra familia. Cada historia familiar es como una ficha de un rompecabezas con diferentes diseños, colores y formas. Somos una combinación de cultura, historia, tradiciones y fe que hemos heredado de nuestra propia familia.
En mi familia por ejemplo, mi padre siempre ha sido un gran proveedor, lo que se le pedía lo traía en abundancia, y siempre estaba dispuesto a cooperar económicamente con cualquier necesidad que la familia extensa tuviera, así mismo han sido sus hijos varones (mis hermanos), que al llegar a su vida adulta se convirtieron en hombres amplios, buenos proveedores de su casa, dispuestos a ayudar a la familia extensa y aun a los amigos que así lo necesitaban. Estas conductas fueron reforzadas e introducidas a sus vidas, primero por el ejemplo, pero también, por las historias familiares acerca de nuestro padre, que nuestra madre nos contaba desde niños y que nos permitían “ver” (porque de niños hay cosas que no se ven) y reforzar la interiorización de ese valor, de tal manera que ahora como adultos, cada uno con su propia familia, contamos las mismas historias del abuelo a nuestros hijos y han producido especialmente en los varones, el mismo efecto que en su abuelo y en sus tíos; han comenzado a actuar en esa misma línea de provisión y abundancia hacia sus casas que podría llamarla ya un valor trigeneracional de familia.
En cuanto a las hijas mujeres que se crecen viendo que los hombres de su familia asumen la provisión mayor o completa en sus casas, se casan con hombres proveedores y no van a permitir a su lado un hombre que se aproveche de ellas económicamente. Esto no quiere decir que no trabajen, si no, que dejan que él como líder y sacerdote de su casa sea el proveedor mayor de la familia.
El investigador de narrativa familiar, Robyn Fivush, encontró que al compartir historias familiares, se aporta a la nueva generación sentido de identidad, tanto de manera individual como en calidad de miembro de una familia unida.
Los adolescentes que pueden relatar aspectos específicos y detalles de las historias de su familia tienen una autoestima más elevada y una mayor resiliencia. Esto les aporta un sentimiento de pertenencia y crea una identidad esencial que se convierte en una fuente de empoderamiento personal.
Las historias familiares construyen resiliencia y amor familiar
Las historias familiares, influencian de manera directa nuestra habilidad de ser resilientes; a través de ellas adquirimos conocimientos sobre como lidiar con situaciones difíciles de la vida . Nos capacitan para superar la adversidad, para escoger entre hacer lo correcto o no, y a ser sensibles ante las necesidades de otros. Las historias mas saludables nos permiten identificarnos mas fácilmente con ellas y ver el valor de la perseverancia.
El hecho de escuchar los relatos de nuestra familia y de aprender las dificultades que enfrentaron nos ayuda a fortalecer el amor, sentir admiración, comprensión, compasión y empatía por ellos. El poder de estas historias, nuestras historias, nos permiten construir puentes de compresión, de amor, y sobre todo nos permite despertar esa admiración y respeto que facilitará que nuestros hijos se identifiquen con nosotros, permitiéndoles acceder fácilmente a esa construcción de identidad que va de acuerdo a nuestra fe, valores y principios que nos definen y nos hacen diferentes a las otras familias.
Las historias compartidas nos vuelven el corazón hacia nuestros padres, madres y antepasados. Por eso es importante que los héroes o protagonistas de nuestras historias sean en gran manera nuestra misma familia, teniendo a Dios como el centro de todo. Su poder, amor y misericordia, deben acompañar nuestras historias familiares, de tal manera que los niños crecen viendo la figura de Dios unida a la de sus padres, reconociendo a través de esas vivencias, la intervención divina en la familia, lo cual los llevara a desarrollar su fe aun desde niños.
Al escuchar los relatos de familiares que nos han precedido, a menudo descubrimos que seguimos sendas similares. Vemos hilos e intersecciones comunes en nuestras historias. “Recorremos los pasos de esa persona y reconocemos un poco de nosotros mismos en ella”. Cuanto más leemos y escuchamos, más llegamos a ver que tenemos más similitudes que diferencias.
El mundo esta siendo atacado con mentiras y conceptos absurdos donde a las nuevas generaciones les es mas difícil distinguir lo verdadero de lo falso, por lo que es importante tener fuentes confiables, y precisamente nuestras historias de familia son autenticas
Al compartir tus experiencias testificas a tu familia y a tus seres queridos de las verdades que has aprendido a lo largo de la vida, la cual es una fuente confiable y segura que influenciará directamente la vida de los hijos y construirá en ellos los valores familiares que deseamos transmitir.
A manera de conclusión:
Si deseas hacer de tu casa, un lugar donde tu familia sea más feliz y más resiliente, donde tus hijos se crezcan sintiéndose parte de la familia y que a la vez puedan construir una autoestima saludable, es importante crear espacios sagrados donde puedas contar tus historias.
Habla con tus hijos acerca de tu fe y de las tradiciones con las que creciste. Cuenta historias acerca de tu familia y tu cultura. Habla de las dificultades y los triunfos, (las cosas negativas solo se hablan si traen una enseñanza, no para sembrar odios o resentimientos). Esa sencilla acción podría aumentar las probabilidades de que tu familia prospere durante muchas generaciones futuras, pero sobre todo que tu fe y tus valores se conviertan en algo generacional.
Importante para aquellos que dicen que no tuvieron familia, que quedaron huérfanos a corta edad o simplemente fueron abandonados por sus progenitores, que conozcan que Dios es nuestro padre celestial por excelencia, fue El quien nos planeo y nos creó; fue El quien nos amo primero, dice su palabra que con amor eterno nos ha amado; El nos otorga una identidad perfecta, donde somos hijos y como hijos podemos contar todas las historias que nuestro Padre nos ha narrado a través de su palabra.
Que valores quieres transmitir a tus hijos?
Busca historias familiares que lo validen y compárteselas, sin dejar de lado la intervención divina en cada una de ellas. Si te creciste en una familia que no era muy funcional que digamos, déjame decirte que toda persona y toda familia tiene algo bueno y positivo, busca en tu memoria o a través de tu misma familia historias que en su momento impactaron o llenaron de alegría u orgullo a sus miembros y haz de esas vivencias tu historia. Acostúmbrate a atesorar las cosas buenas en lugar de guardar las experiencias negativas que nos hacen daño. Hay historias divertidas, fuertes, profundas, etc. Toda familia tiene un miembro que pasó por una enfermedad penosa, un padre que se quedo sin trabajo por un tiempo, una muerte inesperada, la traición de un amigo, etc, que se pueden convertir en grandes fuentes de aprendizaje y resiliencia al narrar cómo la familia se sobrepuso en todas ellas.
Cómo puedo aprender más de esto? Qué pasa si por estar enojada con mi familia, nunca les hable a mis hijos de ella?
Hola Mayeli,
Nunca es tarde para empezar a hacer lo correcto, claro debes hacerlo poco a poco. Pero antes de eso es importante que si es posible hables con tu familia y trata de tener un acercamiento con ellos, posiblemente ellos estarán con el deseo de saber mas de ti y tus niños. Si no es posible, busca en tus recuerdos cosas positivas que puedas rescatar y cuéntaselas.
Y si tu lo deseas, también puedes hacer una cita con nosotros para mirar mas a detalle tu situación y así brindarte una ayuda más precisa.
bendiciones
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